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Centro Ceremonial La Xochipila

 

En el año 1052, los pobladores de Aztlán recibieron la orden de detenerse donde encontraran un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente; por la orografía de Xicotepec no es posible encontrar nopales, no obstante los caminantes fundaron en torno a una piedra colosal de más de 13.5 toneladas de peso, el centro ceremonial "La Xochipila"; ubicado a un costado del centro de Xicotepec, entre las calles Porfirio Díaz y Santa Rita.

 

En la actualidad, cada 24 de junio se reúnen magos blancos y oscuros en el lugar, para hacer limpias, curaciones y pedir deseos de paz, prosperidad, entre otros.

 

El Centro Ceremonial, es el único vestigio de la ciudad prehispánica de Xicotepec y desde la época prehispánica, es lugar de peregrinar de muchos grupos indígenas, los cuales acuden a la fiesta de Juan Techachalco.

 

Durante la festividad, Xicotepec es inundado por olores de flores de cempazúchitl, incienso, cera fundida y comida, los cuales le dan ese toque de magia y misticismo. Este santuario indígena se mantuvo pese a las prohibiciones eclesiásticas y se declaró como Patrimonio Cultural del estado de Puebla.

 

Esta tradición es de origen prehispánico, La Xochipila estaba dedicado al dios mexica Xochipilli, dios solar, de la vegetación, del agua, de la primavera, de la juventud y de la música. Paso a ser consagrado por los colonizadores cristianos a San Juan Bautista. De la unión de ambas religiones, culturas, nació la figura mestiza de Juanito Techachalco.

El Teponaztli de Xicotepec

 

Legado de nuestros antepasados indígenas, es un instrumento musical de dos lengüetas que no tiene semejante en ninguna otra parte del mundo prehispánico; es un cilindro de madera de ébano, ahuecado y abierto en la parte inferior, cuya longitud es de 40 cm. por 13 cm. de altura, aproximadamente.

 

Es una figura zoomorfa hermosísima pieza tallada y realizada en madera preciosa de ébano, probablemente hecha por artistas locales dirigidos por toltecas, totonacos o acolhuas que aquí se asentaron, algunos peritos del Instituto Nacional de Antropología e Historia le atribuyen una antigüedad de 600 años; esta pieza representa un mono saraguato descansando, ornamentado con orejeras y gargantilla sacerdotales, tenía ojos de jade, la parte superior tiene dos aberturas (lengüetas) longitudinales a la mitad del instrumento, las que al tocarse con una baqueta producen dos notas agudas de sonido distinto que se escuchan a considerable distancia. En el costado derecho presenta un grabado hecho en el siglo XVI con la imagen del águila Tenochca atravesada por un dardo, simboliza la toma de Tenochtitlan por los conquistadores españoles. Descansa sobre una madera ornamentada con relieves que tienen relación con los ritos ceremoniales, registros calendáricos y astronómicos. Nuestros antepasados lo usaron para acompañar los funerales de sacerdotes y adivinos, para alertar a los pobladores en los casos de peligro, como tambor de guerra, para ritos, ceremonias y fiestas; en los bailes era acompañado de flautines, sonajas, tambores cubiertos con cuero de venado, caracolas marinas y caparazones de tortuga que tocaban con astas de venado, ejecutaban música propia de esta región. Este instrumento ritual de percusión se usa para acompañar al sacerdote durante las ceremonias religiosas que se realizaban en la cúspide de La Xochipila.Actualmente, cada año, el 24 de junio a las doce horas, resulta muy emocionante escuchar el toque del Teponaztli que en su lamento nos dice “Todos los indios ya estamos aquí”. Esta reliquia sólo es tocada por el mayordomo quién, según la tradición, fue enseñado por los espíritus.

XICOTEPEC DE JUÁREZ

 

Desde el Centro Ceremonial de laXochipila llega la fiesta a Xicotepec durante la noche más corta. Chamanes, brujos y todas las etnias de Puebla se dan cita para honrar aSan Juan Techachalco -el dios Xochipilli- en una gran celebración con danzas y música, con el brillante color de las flores de cempasúchil.Montañas de verde intenso, cubiertas por la niebla, arropan a este Pueblo Mágico. Adéntrate en quebradas tan profundas como La Garganta del Diablo. Siente la adrenalina mientras te deslizas por tirolesas, o pruebas las aguas blancas del río San Marcos. Una escapada ideal para disfrutar de las tradiciones en plena naturaleza.

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